miércoles, 2 de junio de 2010

LA MÚSICA DE TUS LATIDOS



Cuanto me gusta luna morena
esa manera tan tuya de rumbear las penas,
despedazas de tal manera a dentelladas de sazón,
arpegio candela, la embustera muerte,
que se oculta con eficacia falaz,
y con rostro cuatrera, en el fondo de los días,
en el fondo difuso de las palabras desiertas.
Saber que en ti tengo el antiofídico infalible
para las tardes de invierno inexorable,
para los días ásperos de sonrisas esquivas,
cuando las ventanas con ojos cerrados,
no oyen la luz que vuela alrededor,
para el veneno de esos enjambres de hiel
y asco que cosen su colmena, de cebo
y telarañas
en la puerta de la esperanza.

Como me gusta luna morena
la manera en que tus pétalos son mojados
por la fresca luz lunera
en esas noches cuando en tus ojos anida el alba,
suave y menguante
tan apacible,
y en tu mirada encuentro la alcoba perfecta
donde protejo mi corazón, seguro,
lejos de los buitres financieros de babilón,
lejos de las sangijuelas carroñeras,
desiertos sedientos de inquina,
esclavos de la reina muerte.

Como me gusta linda morena
la manera en que por tu cuerpo escurren los ríos de templanza
serpenteando hacia tus caderas
Como manantiales nacidos en tu pecho,
donde me empapo de vida.
esa forma en que toreas las ráfagas de farsa,
y bailas sobre la exangüe muerte,
habitas cadenciosa el oquedal en mi mirada,
sabes trasmutar la insustancialidad de la palabras
en cuerpo y sudor en sal, en sabor.
Cuando tu sonrisa disloca la temperatura del sueño
y yo me sueño que sueño en tu sueño
y solo soy un sueño errante
en la suave geografía de tu cuerpo,
y me hundo en tus labios
y me pronuncio en silencio
cuando tus piernas despiertan trémulas y risueñas
en la manañana de mis brazos
y el sol entra a ras de piel
sobre tu horizonte a pasear por la frutal vereda.
Dónde queda la vida
después que pasa el aleteo de tus sueños,
mariposa ebria del abrazo de sol,
revoloteo de dulzura,
Qué sería de mis semillas
Sin el vendaval que dispersa y funda.
Sin tus brazos, sin tu cómplice cabellera
Tan profunda como la verdad,
tan generosa como la marea.
Cuanto me gustas incólume sirena silenciad de la ciudad.

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