domingo, 24 de febrero de 2013


Todos  vieron al  culpable del fatídico accidente

que dejo muy maltrecho al pobre cuerpo social

y todos atestiguan, con implacable evidencia 

que el criminal certero,  fue la ebria

y enervada empresa capital

que en  su afán de  atrabanco  ha arrollado

sin quebranto

Todita, toda, la vida comunal.



Nuestra especie es  como una especie de especia venenosa

Para descolonizar mí imaginario me basta con la insubordinación de tus besos,

con la tierna   semántica que trazan tus labios sobre mi piel, 
me basta con recorrer tu rebelde geografía 
sazonada por los aires de la libertad.
Sé que es incoherente ser ecologista y estar a favor de la bomba atómica, pero, ya no existe salida posible a la barbarie civilizada que no contemple su propia desaparición.