miércoles, 2 de junio de 2010

cicatriz



Traigo el alma empapada en cicatrices,
que no secan, que no escurren, que no vuelan.

Como el salmón vuelve al origen,
siempre antes de su muerte;
Los inviernos a mi alma,
las heridas a mi calma,
siempre antes de su muerte,
Regresan para embeberme,

Traigo un mar de inclemencias
Y el verano me ha dejado
Con tú cara y el dulce helado
Que lamiera tu indecencia.

Traigo lleno el almanaque
de los besos que faltaron,
de la infamia que irradiaron
esos ojos chocolate.

La tristeza es la estación
Que ha llegado a instalarse
En la huerta de mi suerte
con ruidosa duración

Levanto los inventarios de tu fiel olvido
Como la noche levanta el susto
Y el día levanta el ruido,
Riego los cementerios de tus besos caídos
Y solo encuentro mis fantasmas
Tan dulces y complacidos
Tan verdes tan parecidos,
Yacen la miseria y la desventura en su lecho
Revolcándose en mí silencio, como orgía
De mil insectos, como fuego vacio y yermo.

Traigo en el alma cicatrices
Que se instalan en la alcoba
De la calma y el perdón.


La tristeza es la estación
Que ha llegado a instalarse
En la huerta de mi suerte
con ruidosa duración

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