miércoles, 2 de junio de 2010

Parpados de sol


Para mi querida madre:
Como la aurora que entra en la habitación del monte

y se posa tranquila, dulce y encendida

en cada piedra, en cada hoja, en cada flor,

abrazándose a la montaña,

prendiendo la tierra,

así entraste tú.

Cuando por la colina voy:

Tanta vida vuela derredor y es inasible,

y es desbordante, como las olas del mar,

como tú; cálida melodía de alma ligera,

voz de guitarra que por las noches brota

y me guía por el sendero alumbrado de tu melódico aroma.

Como el canto de los pájaros madrugadores

que despabila y aligera el alma,

como esa fresca brisa de candor y abrazo

que baña mi corazón, así fuiste tú,

sonora y armoniosa, fraternal y frágil,

así eres tú.

Te agradezco madre,

madre tierra,

madre perla,

madre luna,

madre selva,

madre mar,

madre Silvia,

te agradezco el aire inflado de esperanza,

te agradezco el despertar del canto,

te gradezco el vuelo del ave, de la mariposa,

de las palabras, te agradezco la fruta, la risa,

el llanto, el sueño, pero sobre todo

te agradezco el soplo de tu mirada,

eterna playa,

gracias.

Y deseo y espero días más coloridos,

días musicales y risas y brisas

y canto para ti.

Tu hijo.

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